“La integridad es decirme a mí mismo la verdad, la honestidad es decir la verdad a otra gente”
Para quienes amamos escribir, la inspiración surge de cada una de nuestras vivencias. La musa nunca duerme, siempre se mantiene alerta, pendiente a cada enseñanza que surja. Les cuento que la idea original del post de este sábado ya estaba clara en mi mente. Pero ayer coloque una promoción en mi página de Facebook para alentarles a leernos. El post hablaba sobre los cuatro conceptos que personalmente considero representan la base sobre la cual podemos edificar grandes proyectos; el respeto, la honestidad, la confianza y la lealtad. Casi al instante el post recibió un LIKE, junto a una retroalimentación que decía y cito; “Esos son los valores que forman un ser humano integro.”
Todo apasionado por el aprendizaje continuo, busca una enseñanza en que cada experiencia. Por lo que les comparto que hace poco estaba buscando información para un taller que debía ofrecer sobre el desarrollo de equipos de alto rendimiento. En mi búsqueda me encontré con un poderoso ejemplo que nos da la misma naturaleza, utilizando como base el vuelo de los gansos. El analizar la sincronización del vuelo de los gansos cuando emigran, me hiso pensar que esto va más allá de su conexión con los equipos de alto rendimiento. Así que hoy, haciendo uso de ello, quiero hablarles de los conceptos del respeto, la honestidad, la confianza y la lealtad, como fundamentos de la integridad del hombre.
Cuando llega el momento de emigrar para evitar enfrentarse a un crudo invierno, los gansos forman sus famosas bandadas en forma de V. Esta formación es liderada por el ganso que se coloca al frente de la bandada. Algunos expertos dicen que la selección de quien dirigirá la bandada se hace tomando en consideración la experiencia del ave y su longevidad. Lo que nos lleva a concluir, que esta posición se otorga en base al respeto que debemos demostrar por aquellos que han vivido un poco más. Aquellos cuyas experiencias pueden hacer que nuestro camino por la vida sean más llevadero.
La palabra respeto proviene del latín “respectus” y significa “atención” o “consideración”. Según la (RAE), el respeto está relacionado con la veneración que se tiene por alguien y ese respeto incluye consideración y deferencia. Lamentablemente en algunas sociedades la figura de aquellos a quienes la vida les ha dado la oportunidad de acumular mucha más experiencia, no se les considerada de forma especial, ni se les demuestra deferencia por lo que ellos representa. La Biblia misma registra y cito; “El primer mandamiento que contiene una promesa es éste; honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra.” Reconocer la importancia de aquellos que precedieron nuestros pasos, es una maravillosa cualidad de gente emocionalmente inteligente.
Los gansos siguen el graznido de su líder porque saben que les llevara a ese lugar seguro, confían plenamente en su líder porque conocen su historia. Pero de igual forma, cuando ese líder esta ya cansado un miembro del equipo le sustituirá para que este pase atrás y pueda descansar.
Necesitamos revivir aquellos valores del pasado donde nuestros padres, abuelos y bisabuelos eran nuestro mayor orgullo. El respeto por nuestros chicos de la edad dorada, es demostrar una deferencia especial con quien consideramos expertos en la vida. Recordemos que todos tarde o temprano llegaremos allí, y que la vida es como un boomerang, lo que lancemos al aire, nos llegara devuelta pero con mayor fuerza.
El valor de la honestidad es incalculable, y su efecto en nuestra vida es totalmente transformador. Etimológicamente hablando, la palabra honestidad proviene del latín “honestĭtas, honestitātis”. La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo. Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en valores tales como la verdad y la justicia, y nunca antepone estos por sus propias necesidades o intereses.
Cuando el ganso líder determina que sus fuerzas han decaído, no antepone su posición de liderazgo por encima de la seguridad de los miembros de su bandada. Notifica de inmediato que necesita un periodo de descanso y da paso en total confianza a quien le estará sustituyendo en su periodo de descanso. Porque sin lugar a dudas, aquellos que poseen una honestidad verdadera, esta permea en todos los aspectos de su vida. Se manifiesta tanto socialmente, como en el entorno íntimo y en su vida interior. En otras palabras, la honestidad es tanto exterior como interior, en vista de lo cual debe ser un comportamiento coherente, donde las acciones del individuo sean consecuentes con lo que piensa, dice y predica.
No se puede ser el ganso líder y por temor a perder nuestra posición preferencial, poner en riesgo la vida de aquellos que han depositado su confianza en nosotros. No podemos ir por la vida exhortando a otros a que vivan vidas impregnadas de respeto y honestidad, mientras con nuestras acciones modelamos todo lo contrario. El liderazgo real demanda absoluta cohesión entre los que decimos y lo que hacemos. Necesitamos ser el mismo líder empático, amable, asertivo, carismático y fiel tanto en el aspecto profesional como personal. Mi amada abuela nos decía a todos, “no poden ser luz en la calle y oscuridad en la casa.”
Hoy es un buen día para revisar cómo anda nuestra honestidad, hoy sería una buena oportunidad para meditar si estamos dispuestos y disponibles a defender eso en lo que hemos creído. Hoy es un buen día para confirmar si honestamente nos estamos respetando a nosotros y respetando al resto de los integrantes de nuestra bandada. Sin honestidad y respeto no podremos llegar a ser gente altamente integra.
Para que un equipo de alto de alto rendimiento alcance sus metas cada uno de ellos debe confiar en el otro. Los miembros de la bandada confían en el cuidado de su líder, pero su líder confía también en que en el momento en que el necesite apoyo, todos estarán dispuestos y disponibles para servir. Confiar en el otro es cerrar los ojos y lanzarnos al vacío teniendo la absoluta certeza de que uno de ellos extenderá sus brazos y no nos dejara caer. Cerramos nuestros ojos cuando le damos un beso a nuestra pareja porque confiamos en ese amor que nos hemos profesado. Confiamos en nuestros padres porque sabemos que estarán siempre dispuestos a dar su vida por nosotros. Confiamos en el universo porque sabemos que sabemos que toda buena dadiva y todo don perfecto vendrá del Padre de las luces en donde no hay mudanza ni sombra de variación.
Sin confianza no será posible sostener ningún tipo de relación, ya sea personal o laboral. Confiamos porque el otro nos ha demostrado ser alguien de bien. Gente que nos han evidenciado con sus acciones que son gente de respeto y de honestidad. Hoy es un buen día para analizar nuestras acciones y determinar si son acciones que invitan a otros a confiar en nosotros. Hoy es buen día para dar un paso al frente hacia vidas integras. Que permitan que nuestras acciones reflejen respeto, honestidad y confianza por aquellos a quienes estamos impactando sus vidas.
Sin lugar a dudas, para poder ganarnos el respeto de otros necesitamos demostrarles que somos gente igualmente respetuosa, que somos personas en las cuales es fácil apreciar su honestidad. Pero sobre todo que somos gente que ha sembrado con amor la poderosa semilla de la confianza. Cuando los demás ven esas cualidades en nosotros, entonces y solo entonces podremos llegar a ser llamados personas leales. Y la lealtad es algo que sin duda siempre debe ser retribuida.
Cuando uno de los gansos enferma en pleno vuelo migratorio y tiene que volver a tierra, dos de sus compañeros se separan de la bandada y bajan junto él. Allí permanecen pendientes a su cuidado. No se separan de su compañero hasta que este se recupere o que lamentablemente pierda su batalla y fallezca.
Ser leales es estar allí al lado de quien sufre, es estar dispuestos y disponibles para visitar al amigo y dejarle saber que estamos a su disposición para lo que pueda necesitar. La lealtad implica compromiso y persistencia. Ser leal es estar dispuesto a quedarme a tu lado pero no por un breve momento, es acompañarte por el tiempo que así sea necesario hacerlo. Lealtad es dar por gracia por lo que por gracia hemos recibido. Mi lema en la vida es el siguiente y me cito; “una vida sin servicio es una vida sin sentido.”
Somos leales cuando respetamos la forma de pensar y/o actuar de mi hermano, vecino, compañero de trabajo, familiar, etc. Somos leales cuando actuamos con honestidad por el bien colectivo, poniendo de lado nuestros propios deseos.
Necesitamos aprender a ser más gansos y menos humanos. Si queremos transformar la sociedad en la que vivimos, necesitamos comenzar por nosotros. Marcel Proust dijo y cito; “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.” Las transformaciones siempre comienzan desde adentro. Esa es la base del programa de MatemorphosisPR, comenzamos con la transformación de nuestro ser interior y como efecto obtendremos una transformación integral en todas las facetas de nuestra vida.
Hoy es un buen día para comenzar a caminar el escabroso camino hacia la integridad. Seamos cada día más respetuosos con todos, abracemos la honestidad de espíritu como nuestra ética de vida, desarrollemos relaciones cimentadas en una profunda confianza y seamos leales en todo tiempo. Solo así llegaremos a ser una sociedad plagada de gente totalmente integra.
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