
“Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama. Todavía más, mediante su amor, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias.” (VIKTOR FRANKL)
Regularmente cuando alguien se me acerca solicitando un consejo para definir sus metas, normalmente les regalo la misma respuesta; “Mira a tu meta como si fuera alguien con quien quisieras establecer una sólida y longeva relación amorosa. Si sientes mariposas en tu estomago cuando piensas en ella, entonces sin duda, esa será tu meta a seguir.” Siempre he dicho que para poder llegar a ser gente exitosa es imprescindible amar lo que se hace. Es necesario sentir una profunda pasión por lo que pretendemos alcanzar. Esa es la clave para alcanzar el éxito y desarrollar una marca personal con sello de excelencia.
El amor eros es un estado de infatuación que podría terminar cuando nuestro cuerpo deje de secretar las hormonas que mantienen nuestra excitación al máximo. Por otra parte el amor ágape no busca la satisfacción personal, busca hacer siempre el bien al otro. Sin lugar a dudas el amor es el eje en donde gira toda nuestra vida. El fenecido Príncipe de la Canción, el gran Jose Jose decía en una de sus más famosas canciones; “es que amar y querer no es igual, amar es sufrir querer es gozar… el que ama no puede negar todo lo da, todo lo da…” Nuestra razón de vivir tiene que estar cimentada sobre el amor.
Hace unos días repasaba una conferencia de uno de mis principales referentes en el área del desarrollo personal, el escritor y conferenciante español el Sr. Alex Rovira. Tengo una profunda admiración por su trabajo, porque uno de los pilares sobre los cuales ha cimentado su maravilloso proyecto es el AMOR. Pero volvemos a recalcar, no sobre el amor eros que nos lleva al despertar de todas nuestras pasiones, sino sobre el amor ágape que como bien lo describe, tiene tres dimensiones; el amor es comprender, es cuidar y es inspirar. Así que sobre estas dimensiones del amar es que hoy te quiero hablar, para que recordemos una y otra vez que somos producto de un gran amor, fuimos engendrados por amor y estamos llamados a amar, amar y amar.
“Conocer y amar a otro ser humano, aunque sea solo uno, es la raíz de toda sabiduría.” (EVELYN WAUGH)
Como bien dice Rovira, “amar es la voluntad de comprender la singularidad del ser”. En otras palabras amar implica tener el deseo de profundizar en el otro, hasta lograr comprender el porqué de quien y como es. Desde esa perspectiva amar nos lleva a no juzgar primero y a tratar de conocer luego. Cuando se ama estamos dispuestos y disponibles a que al igual que el niño aprende a conocer su cuerpo día a día, así también nosotros estamos llamados a la tarea de descubrir paso a paso a quienes nos rodean
Laboralmente hablando necesitamos amar lo que hacemos, de igual forma necesitamos amar ese lugar donde hemos decidido plantarnos. Posiblemente otros que conocemos han sido plantados en terrenos totalmente desérticos, mientras nosotros hemos tenido la bendición de haber encontrado terrenos fértiles, aireados y regados constantemente.
Pero amar también implica que desde esa misma perspectiva comprendamos que no somos arboles sembrados y que si necesitáramos podríamos ser trasplantados. Si usted no se siente cómodo en donde está, muévase de allí, recuerde que hay que amarse y respetarse primero para poder hacerlo con los demás. Como siempre recalco, por favor no se convierta en un enemigo de aquellos que le dieron su terreno por un tiempo para que usted creciera y se desarrollara. No sabemos que vueltas de la vida y cuando necesitamos regresar a ese terreno del cual salimos un día.
Comprender implica reconocer los lenguajes psicológicos de quienes me rodean. Es desarrollar la habilidad de interpretar estados de animosidad con solo tener una breve conversación. Comprender al otro es reconocer que somos diferentes, que actuamos diferentes, que anhelamos y perseguimos metas diferentes, pero que al mismo podemos ser totalmente complementarios unos con otros. Comprender es desarrollar una sólida sinergia que provoque el surgimiento de nuevas ideas y pensamientos que pudieran ser el comienzo de la transformación de nuestras vidas y del entorno que nos rodea.
“Rechazamos el cariño y la intimidad con la gente, como si esperásemos un cariño y una intimidad mejores que están por llegar. Pero ¿de dónde? Mañana será como hoy. Malgastamos la vida mientras nos preparamos para vivir.” (RALPH WALDO EMERSON)
Pero amar no es solo comprender, para amar hace falta cuidar. Necesitamos aprender a conjugar el verbo amar, necesitamos ser coherentes con la afirmación de ese poderoso verbo. Cuidar porque amamos, va mucho más allá de solo expresar con palabras nuestros sentimientos. Amar implica cuidar al ser humano pero no solo desde la perspectiva del proteger. Cuidar implica si fuera necesario crear las circunstancias para permitir el florecimiento de nuevos sueños, metas y anhelas. Cuidar es estar dispuesto a sacrificarnos por el otro.
Quien ama en realidad, estará dispuesto a ir hasta donde fuera necesario por lograr el bien común. Cuando hablamos de cuidar como muestra de amor, nos referimos no solo al cuidado físico sino también al cuidado espiritual. Cuidar es evitar que quienes amamos pueden salir lastimados, pero reconociendo que no debemos evitar las rosas por el solo hecho de que tengan espinas.
Cuidar también necesita transferirse del plano personal al plano profesional. Todo buen líder tendrá como uno de sus principales responsabilidades el cuidado de cada uno de los integrantes de su equipo. Cuando amamos cuidamos porque comprendemos que nuestras palabras nunca deberán ir por encima de nuestras acciones. Porque al final amar va más allá de decirse solo con palabras, amar se demuestra con acciones.
“Para cambiar a una persona hay que amarla; solamente influimos hasta donde llega nuestro amor.” (JUAN ENRIQUE PESTALOZZI)
Pero necesitamos añadir una tercera dimensión en el amar, cuando se ama se puede ser de inspiración para él otro. Rovira dice y cito; “amar es inspirar para crear nuevas realidades y nuevos sentidos.” Amar nos hace inspirar a otros a realizar nuevas ideas y nuevos conceptos. Cuando amamos en realidad lo que buscamos es que el ser amado sea inmensamente feliz. Así que al amar inspiramos, servimos de modelo para otros, y se da paso para que ellos reconozcan en nosotros la capacidad de entrega sin medidas ni reservas.
Por eso mi insistencia en que el conocimiento adquirido sino es compartido, es simplemente letra muerta. Porque inspirar es provocar la búsqueda de nuevas ideas, de nuevos conceptos, de nuevos principios y en ocasiones hasta de nuevos valores. Nuestras creencias son simplemente el resultado de lo que hemos aprendido de otros. Pero este aspecto no puede tomarse como algo trivial y sin importancia. Nuestro comportamiento está directamente alineado en base a nuestras creencias, en base a eso que hemos aprendido como correcto o incorrecto. Cuando la realidad del asunto es que eso que llamamos nuestra realidad es absolutamente relativa, porque está condicionada a mis principios y valores que no necesariamente tienen porque ser compartidos universalmente.
Inspirar por medio del amar es proveer las herramientas para cada uno de nosotros podamos desarrollar discursos enfocados en la resiliencia y la longanimidad. Inspirar al amar es sembrar en cada hombre la realidad de nuestras capacidades. Es entender que todos hemos nacidos con diferentes dones, los cuales al mismo tiempo pueden complementarse para alcanzar el desarrollo de una nueva sociedad. Una que esté dispuesta a enfrentar las adversidades con la absoluta certeza de que podremos salir victoriosos y fortalecidos de toda experiencia negativa.
Inspirar es aceptar el poder de la longanimidad, cuando nos permite no solo sobrepasar la adversidad sino al mismo tiempo nos permite mantener nuestra fe firme y sin tambalear. Porque el amor nos permite vivir seguros de que una fuerza mayor a nuestra energía, dirigirá nuestros pasos y llegaremos sanos y seguros a la meta establecida. Amar nos inspira a creer que el universo nunca dejara ser ese fiel aliado que siempre ha sido. Amar nos permite comprender que independientemente de lo fuerte que soplen los vientos, la barca de nuestra alma siempre lograra anclar en puertos seguros. Y por último pero no menos importante, amar nos grita de forma sutil que siempre habrá una nueva oportunidad de ser inmensamente felices.
El llamado hoy es claro, no es tiempo de renegar, de odiar, de lastimar, de envidiar, de entorpecer, de violentar, de dañar, ni de destruir… Solo hay tiempo para amar, amar y amar.
“La salvación del hombre está en el amor y a través del amor… Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad aunque solo sea momentáneamente, si contempla al ser querido.” (VIKTOR FRANKL)
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